Por: Yisell Rodríguez Milán
Después de la Constitución, el texto más leído de la República de Cuba debería ser la Gaceta Oficial.
Existe desde 1790 como herencia de España. Durante la ocupación militar
norteamericana, en 1899, se le reconoció como Gaceta Oficial del
Gobierno Militar de La Habana y ahora, en pleno siglo XXI, todavía se
persigue como pan caliente.
¿Por qué? Porque la Carta Magna de este país
dice en el artículo 77, párrafo 2, que las leyes, decretos,
resoluciones, reglamentos y demás disposiciones generales de los órganos
nacionales del Estado se publican en la Gaceta Oficial de la República y
hay que estar informados pues, últimamente, todos los meses algo
cambia.
Desde 2011, con el inicio de la actualización económica,
uno se despierta con el síndrome del descubridor: hallando novedades.
Es posible que descubra, por ejemplo, nuevas resoluciones y reglamentos
de interés general que antes pasaban desapercibidos; leyes y decretos
que legalizan lo antaño prohibido, proclamas del Consejo de Ministros
sobre convenios o convenciones internacionales en las que Cuba tiene
parte o interés, leyes de la Asamblea Nacional, notas oficiales del
Ministerio de Relaciones Exteriores, resoluciones del Tribunal Supremo
Popular, entre otras disposiciones.
Pero no es lo mismo ir directo a la Gaceta que malgastar las horas en
los portales digitales de algunos ministerios y empresas donde lo que
hay, en vez de datos públicos y publicables sobre lo nuevo que marca la
vida nacional, son notas de los medios de prensa. Nada de cifras, nada
de notas gestionadas por sus oficinas de comunicación, nada de datos.
El empresariado internacional ya ha comprendido la importancia de la
web para el alcance mundial de sus productos y servicios. Se sabe que es
un terreno donde la página de una empresa o entidad pequeña puede ser
tanto o más atractiva que la de una muy grande y que posibilita una
comunicación más directa con sus públicos las 24 horas. Pero aquí,
entender eso, nos está costando.
No creo —debo aclarar— que la Gaceta esté entre ese grupo de webs
«por gusto» que atiborran la red cubana. Todo lo contrario. Es uno de
los pocos buenos ejemplos de publicaciones que sacan a la luz lo que les
corresponde aunque a veces demoren, incentivando así el revuelo popular
causado por rumores sobre lo que ha sido aprobado pero no publicado como sucedió hace unos meses con las resoluciones aduanales más recientes.
El resto del tiempo, de lo que sale ahí una se entera cuando escribe www.gacetaoficial.cu
en el navegador. Y la gente enseguida reacciona y lee, reenvía por
correo e imprime, porque a casi todos nos gusta conocer lo nuevo…. desde
las fuentes originales.
Con interés vi compartir en redes sociales y blogs, por ejemplo, el Código de Trabajo, la Ley de Inversión Extranjera, lo del acceso a Internet de las cooperativas no agropecuarias y, antes de eso, las resoluciones que autorizaban la compraventa y donación de carros y casas, la ley de inmigración o el listado de oficios autorizados para el trabajo por cuentapropia.
Eso, para quienes consumimos noticias en el ámbito de la virtualidad,
es importante por una razón fundamental: la Gaceta tiene dominio .cu,
así que es accesible desde la intranet nacional. No solo el
privilegiado con acceso a Internet desde la universidad, el trabajo o el
telepunto de Etecsa puede leerla. Lo malo del asunto es que navegarla
es casi imposible. Una pésima arquitectura de la información y un diseño
enemigo de todo usuario que no sea licenciado en Derecho, atentan con
la posibilidad de encontrar los documentos en .pdf cuando ya han pasado
varios meses si no conoces el carácter (ordinario o extraordinario), la
edición o la fecha de la Gaceta.
Yo no compro la Gaceta impresa. Si alguna vez vi un ejemplar fue hace
años, cuando mi madre era asesora jurídica de una empresa y tenía
montones de en un estante. Ahora la leo en digital, como seguro harán no
pocos de los millones de personas que poseen computadoras en sus
hogares, escuelas, o centros laborales.
La leo, pese a su limitada usabilidad, porque como diría en una entrevista Israel Rojas,
cantante del dúo Buena Fe, «uno corre la suerte de su país» y esa
publicación es una vía excelente para conocer, en la fuente original a
dónde va a parar lo estipulado por quienes deciden en nombre del pueblo,
el camino de la nación.
Tomado de: http://www.soycuba.cu/noticia/gaceta-oficial-de-la-republica-de-cuba-una-web-amiga-del-usuario-0
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