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Los
historiadores no han logrado ponerse de acuerdo sobre el origen del
nombre de Siguaraya City, la ciudad donde vivo, santa y prostibular
capital de la República de la Siguaraya. Los folios más antiguos de
Herodoto Leal tampoco son muy claros respecto a qué sórdidas razones
llevaron a bautizar esta ciudad como el palo de monte que sin permiso no
se puede cortar. Pedir permiso, por cierto, es una necesidad patológica
para muchos nativos con la glándula iniciatival atrofiada por falta de
uso, pero los expertos lo descartan como raíz etimológica de la City,
porque aquí hay muchos mandaos a correr. “Cuando no llegan, se pasan”,
nos definió un ilustre dominicano…