Finalmente llegó el número uno de la revista Blogosfera Cuba. La demora del parto confirma la tesis de Rafael González Escalona, de que “el segundo paso es el más difícil y esperado de todos”. Sin embargo parece que el equipo tras esta nueva entrega lleva en sus labios el sabor del fallo cometido, atribuido fundamentalmente al tiempo transcurrido entre la fecha propuesta para la salida del número uno, y el momento real del lanzamiento. Las pretendidas razones: “entre responsabilidades y labores domésticas, entre falta de perseverancia y presión, y llegamos al año 2014 teniendo en las manos una publicación que debió salir en algún día del mes de noviembre del año anterior”. Con independencia de los méritos de este número, que son muchos; mis inconformidades con la entregan, que tampoco son tantas, superan las expectativas.
El autor de El Microwave declara que “en lugar de regodearnos en disculpas creemos más útil ponernos las pilas y sacar finalmente este número 1; esperamos que nuestra falla en los tiempos de entrega sea mínimamente compensada por sus contenidos”. Tras declarar su contentura con “la unicidad del número, la calidad superior de los textos, con el balance territorial y temático obtenido” culmina la editorial sentenciando que “Podemos decir modestamente orgullosos que al leerla de una punta otra se respira en su lectura un aire a revista de verdad”.
Sobre este primer texto tengo toda una tanda de preguntas. Siempre me estoy haciendo preguntas. ¿Cómo alguien podría complacerse con el acto de pedir disculpas? ¿Qué acredita la unicidad y la calidad de los textos? ¿Por qué este número respira (…) aire a revista de verdad? Y derivo en nuevas interrogantes ¿El primer número no era una revista de verdad? ¿Por qué cambió tanto el diseño, al punto de que parece otra revista? ¿Dónde quedó la irreverencia de algunos de los textos del número anterior? ¿Dónde quedaron los textos críticos, polémicos, cuestionadores?
La revista tiene todo un bloque dedicado a la Ciudad como arquetipo. No a una ciudad en específico, sino a las diferentes encarnaciones arquitectónicas y sociales de la Ciudad. Por los trabajos seleccionados desfilan habaneros baches, aguas albañales, el deterioro de un edificio, las imágenes de una vieja Nueva Gerona, La des-visita de Carlos Melián a Santa Clara, los taxis oxidándose en Holguín, la resaca carnavalera de las Tunas. Los hilos que podrían engarzar estos artículos, cual collar de perlas, son el lenguaje literario y la nostalgia. Siento en esos textos, que transitan una ruta de la capital a las provincias orientales, mucha nostalgia.
Encontré entonces una sesión nueva “Ellos podrían bloguear”, y ellos se resume a él. No cuestiono la grandeza de Emilio Roig, pero sí la inclusión de este artículo en la revista, sobre todo porque Opus Habana no es un blog. Por bueno, después de lo sublime… una “Ensalada fría”. Este plato, que casi todos hemos degustado, puede hacerse echándole casi cualquier cosa. Tal vez por eso pueden juntarse sin grandes problemas la rabia de Mayra por el descenso salarial de su mamá, el carnet del PCC de María, lo que no le gusta a Leticia y lo que sí le gusta a Mariana, las cucarachas de Javier, y la nostalgia (de nuevo la nostalgia, pero esta vez justificada) por el mar Oscar López. Por supuesto, después de este atracón de ensalada fría debería ser necesaria una “Sobre mesa”, pero no será ahora, sino después de dedicarle el espacio que se merece un amigo de la Blogosfera.
Una de las cosas que más me gustó, fue el testimonio gráfico del apoyo incondicional a René y su iniciativa de las cintas amarillas. Un testimonio coral en el que se unieron muchas voces, mejor dicho, muchos lentes. Me pareció espectacular el texto de Aracelys sobre “su detector de amarillos”, pero lo que más me emocionó de este bloque de la revista fue la entrevista al Héroe, o mejor dicho, al hombre. Un texto que muestra un hombre desbordado de esa humanidad que desgraciadamente mucha de la propaganda nuestra no ha sabido captar, ni aprovechar en bien de la lucha por el regreso de los otros cuatro antiterroristas.
Y claro, entre tantos, y tan diversos, profesionales que compone nuestra blogosfera la academia no podía quedarse afuera. No se quedó en el primer número y no tenía por qué pasar ahora. El empoderamiento ciudadano en la web y las diferentes miradas de la blogosfera sobre los lineamientos son temas sin duda interesantes. Eso sí, no creo que estos artículos desaten las mismas pasiones que despertaron el “Intento de Presentación…” de Rachel Domínguez. Por supuesto, como ese es un tema enterrado yo no lo pienso revivir más allá de la referencia en la oración anterior.
Si al principio de la revista fuimos de la Habana a las Tunas, ahora podemos regresar desde Santiago directo a la Habana. El responsable del viaje de regreso en tren es Carlos Manuel. Con su artículo confirma, sin proponérselo claro, mi tesis de que esta revista transpira nostalgia. Él lo describe mejor que yo, él dice “Si en la vida moderna el avión es el transporte del deslumbramiento, y el auto el de la costum¬bre, el tren es, sin dudas, el transporte de la nos¬talgia”. Por serte pudimos llegar a tiempo para una Gran Ronda x Teresita, ejemplo vivo de cómo la colectividad digital puede convertirse en sociedad civil; por Teresita, y solo Dios sabe por cuántas cosas más…
Si me pidieran que le diera una calificación a este número de la revista Blogosfera Cuba le otorgaría, sin dudar, un BIEN. No un EXCELENTE. Si me preguntan por qué entonces respondería con una frase que tomé prestada de algún lugar (que no cito porque no recuerdo) que reza: La perfección es el aburrido privilegio de los dioses. Para agregar automáticamente que en la Blogosfera no somos ni perfectos, ni nos creemos dioses; por eso no creo que se aspire a la perfección, en cambio sí anhelamos la mejora constante. Yo al menos, espero que el número 3 sea superior a los anteriores, o al menos, esté al nivel del primero.
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