Por: Lilibeth Alfonso Martínez
En realidad, yo no viví la encrucijada. Sencillamente, vi la petición
de Internet a precios más módicos en Cuba y firmé, digitalmente, claro.
No creo que deba excusarme o esconderme. Puedo haber pecado de
inocente, pero si algo es justo es justo y ya, más allá de cualquier
trasfondo. Algunos colegas me criticaron, otros dijeron que ni loco y
siempre hubo alguien que me recordó, como en secreto, que yo escribía
desde Guantánamo, Cuba, gracias a una conexión a Internet que le debo a
mi profesión, y a mi trabajo.
En aquel momento, no miré el .org, ni pensé que aquello podría
prestarse a las siempre madrugadoras “patrañas del imperialismo”. En
algún momento, pensé que quizás no era el mundo virtual el más idóneo
para echar esa batalla, en principio porque la población desconectada,
que es la mayoría en Cuba, no podría firmarla, pero entonces recordé que
muchos asuntos que atañen a los 11 millones se han debatido, tratado y
retratado en la red de redes y en alguna ocasión hemos contribuido los
escribientes on line a cambiar las cosas en el mundo físico de los
cubanos, de modo que me pareció lo más natural.
Por qué la guerra de los emails, y no internet para todos, por qué la
defensa o los cocotazos a Robertico Carcasses por su errática
improvisación en un concierto de los Cinco y no la posibilidad de una
conexión con precios de pie en tierra?
Después de firmar he leído varias reacciones en la blogosfera,
algunos amigos, incluso, han compartido sus visiones conmigo en
mensajes privados -que no pienso divulgar. Algunos, firmaron. Otros,
miran con suspicacia una petición que ya se ha prestado para los que no
necesitan pretextos para hablar cualquier cosa de la Revolución.
En todo, y por encima de cualquier consideración específica hecha
desde el pensamiento reposado, veo una Cuba diversa y políglota que se
entrega al debate sin miedos ni rasguños. Y eso es bueno, y me sabe a
estrenos todavía.
En lo personal, volvería a firmarlo, incluso reposada, pero reconozco
que este no es el escenario natural de semejante petición en parte,
porque algunos amigos me hicieron pensar en que realmente antes de
lanzarte a lo virtual, es posible y podría llegar a ser más eficiente
trasladar la iniciativa a las estructuras establecidas en Cuba para que
la gente se exprese, que las hay.
Aunque sinceramente no me imagino, ni a mí ni a los que firmamos la
peticíon virtual, recogiendo firmas para ETECSA, para el Parlamento
Cubano -que debe estar bien ocupado en estos días con carta cerrada de
Paquito el de Cuba por las modificaciones en el Código de Trabajo luego
de que este fuera aprobado a mano levantada en la sesión plenaria-, o
pidiendo una audiencia con el delegado del barrio para que eleve
nuestras preocupaciones por las cañerías de la democracia…, sobre todo
por los malos precendentes que tienen las firmas en este país.
Pero, en todo caso, una iniciativa no excluye a la otra, a pesar de
que quien sea que pide y cualquiera que firme, debe tener claro que los
problemas de la internet en Cuba tienen mucho de infraestructura y su
buen golpe de bloqueo, porque no importa qué haya dispuesto Obama, los
cables submarinos que nos bordean siguen si aterrizar en la tierra de la
Siguaraya. De modo que no importa el número de los firmantes, pasarán
algunos años y tendrá que caer mucha moneda dura en las arcas de ETECSA
antes de los sistemas de telecomunicaciones de nuestro país aguanten un
tráfico masivo en la red de redes.
Pero que la Internet sea más barata, aunque sea solo un poco? Sí, gracias.
Tomado de: http://eskinalilith.wordpress.com/2014/06/26/firmar-o-no-firmar/
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